No soy
una escritora de oficio
No me puedo sentar a escribir
un cuento
una historia
un relato
porque sí.
Yo escribo
porque no tengo opción.
Porque es urgente.
Porque no tengo otra forma
de tramitar lo que me pasa.
Porque no tengo otra forma
de hacer que las cosas pasen
se vayan.
Y más ahora, que no menstrúo.
Extraño ese motivo para llorar.
Extraño la circularidad de las emociones.
Ahora soy impredecible.
Podría ajustarme a la luna.
Pero para eso la tengo que mirar.
Y lo que me pasa, está muy adentro.
En la cueva.
En el útero de mi razón.
Sólo me queda escribir.
Sin ningún oficio.
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