Lunes nueve de junio
nueve y diez de la mañana
arriba del colectivo
sentada
del lado de la ventanilla izquierda
leyendo el último verso de un poema de Juan Alberto Crasci
“y el final es jamás haber comenzado”
me degluto en palabras
la ventanilla me llama
no, no es ella
es un charco rojo-intenso-brillante
disecando a una muerte recién muerta
“y el final es jamás haber comenzado”
es que la muerte
-cuando chorrea a cincuenta centímetros de tu hombro-
deja de ser ajena.
Qué duro...
ResponderBorrarQué bueno!
la que deja de ser ajena es tu alma después de leerte, ahora te siento, la siento, un poco más mía
ResponderBorrarninguna muerte nos es ajena, todas piden nuestra atención, pero al final sólo es una la que lo logra a cabalidad.
ResponderBorrarpues sintiendola de cerca nos recuerda que en cualquier momento puese darnos compañia
ResponderBorrarun enorme abrazo desde las estrellas
HUMO
ResponderBorrarLa violencia desde arriba se traduce en respuesta en autogestión, en la lucha de los que no tenemos ni dios, ni amo, ni marido, ni patrón; de los que tenemos el arma en la lengua y en nuestras manos la poesía; de los que la arrojamos cual molotov y explota en sus caras: miles de panfletos rebosantes de metáforas, de imágenes, de luces y de sombras, de dichos y no dichos.
Y, sí, explotando en sus caras...
Disfruten del HUMO!!
http://humosuburbano.blogspot.com
“y el final es jamás haber comenzado”
ResponderBorrar... y es que la muerte como la vida, es ese otro espejo donde todos alguna vez nos configuramos.
Excelente toque solidario de tu poética para este lunes algo impropio y ajeno para mí, por estos rincones.
Abrazos...
La muerte es un ensueño sin ensueños.
ResponderBorrarAbrazos.