22 de diciembre de 2006

¿Cuánto cuesta pedir?

Excepto en el caso de deseos silenciosos propiciados por un brindis, parece que pedir cuesta. Y mucho. Si se siente la necesidad y se sigue el impulso (sin tiempo mediante), parece un poco más simple. Pero si en entre la necesidad del pedir y el pedido, pasa algún tiempo, parece que se escabullen incontables juicios valorativos que ponen en duda el pedido. Pero digo el pedido, no la necesidad. Y me viene a la memoria un reciente comercial publicitario de Arnet, del grupo Telecom (video). Si bien no creo que les falten billetes, se atreven a pedir. No hablan de ventajas ni de beneficios para sus clientes, sólo piden. Apenas lo vi me pareció descarado. Tan descarado como los políticos pidiendo votos. Ojo, entiendo que el objetivo de toda publicidad o propaganda política es lograr adeptos, por lo tanto siempre es un pedido encubierto. Y creo que ahí es donde está el tema. Porque pedir abiertamente cuesta dejar al desnudo la necesidad, la debilidad. Y desde antaño hemos sido educados para ser fuertes, no débiles. Entonces si el pedido no es débil -de mano tendida con la palma hacia arriba- entonces debe ser fuerte. Y para esto veo que generalmente se usan dos vías para esta transformación: la persuasión y el deber moral.

La primera pone el acento en convencer al otro de hacer algo. La segunda, lo condena si no lo hace. Ese “algo” se minimiza tanto, que pasa a ser un adorno. Quizás es por eso que a veces no sabemos por qué o para qué hacemos lo que hacemos, pero si no lo hacemos nos sentimos mal.

Quizás es por eso que generalmente se reemplaza el “yo te pido” por el “vos me deberías haber dado”. Y es entonces de esta manera que la debilidad se transforma en fortaleza, aunque nos pasemos la vida reclamando cheques sin fondos.

3 comentarios:

  1. Anónimo3:16 p.m.

    Por empezar no lei todo! Pero por lo visto es muy interesante! Prometo pasar un dia a la noche que es cuando mas dispuesto a leer estoy y hago un comentario mas mejor!
    Bueno, suerte y felices fiestas!!

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  2. Anónimo4:35 p.m.

    ...he dejado regalitos en mi blog...pásate!

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  3. Anónimo12:55 p.m.

    Si, me convenciste, pedir cuesta. Pero pensaba porque cuesta, ¿será que te revela en una situación de desventaja frente al otro?.

    Pedir cuesta, pero quizás dar cuesta más aún. Por eso en una de esas están difícil solicitar algo, para algunos claro. No pides, o lo haces con sentimiento de culpa, pues sabes que no fuiste capaz dar.

    Un saludo de un vecino, más acá de los Andes. Feliz navidad.

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